miércoles, marzo 26, 2008

¡Cómo se toma su tiempo!

Mi hermana S. ya puede respirar tranquila: ningún chamaquete va a estropearle su fiesta de cumpleaños. El 25 de marzo es y será por otro buen rato su día, al menos en la familia. No, no ha salido aún este muchacho, no quiere y si no fuera por lo que nos dice al respecto la dra. junto con la información siempre útil y oportuna del "pregnancy for dummies" (o sea, nosotros) ya estaríamos bien histéricos y no lo medio histericos que estamos ahora.
El jueves pasado cumplí 40 semanas de gestación y pues a estas alturas, ya casi termino otra semana más ¿qué onda entons con este muchacho? La dra. nos dijo que tranquilos, que hijos de madres primerizas normalmente nacen cuatro o cinco días después de la semana 40. Ella, al igual que el "pregnancy for dummies" dice que un parto normal tiene lugar entre la semana 38 y la semana 42, antes y después de esas semanas ya no es parto normal. Ok, entendemos eso pero .... ya se nos cuecen las habas por tener en nuestras manos a ese cachito de carne, verlo moverse, oirlo chillar y , y... empezar a no dormir bien. Caray, nada es perfecto. La dra. nos dijo después de revisarme el jueves que pues en cualquier momento ya podía nacer, pero que para acelerar un poco el proceso, pues que caminar y comer cosas condimentadas o picositas ayudarían. Para que dice eso: ahí tienen a el ansioso de mi marido poniendome desde ese día unas jornadas de caminata de no mames. Ese jueves caminamos un resto tanto de día como de noche y me invitó unas papas a la francesa con pimienta y vinagre blanco de un lado y con un montón de catsup del otro y en la noche un sub de Quiznos, una de las tantas cadenas que le hacen la competencia al Subway. El viernes aparte de la caminata por la zona trendy de la ciudad, fuimos a ver a Jeffrey Attcher, un escritor medio acá que fué miembro del parlamento inglés y no se que más, interesante el hombre. El sábado de plano ibamos en la cuarta hora de caminata-descanso-caminata-descanso y Omar insistia en que el tiempo estaba mágnifico y que yo aguantaba. La verdad sí, tenía mucha pila pero solo a ratos. Más cuando me sobornó con un pozole en un restorancito mexicano, un paseó por el barrio chino -que es uno de mis favoritos- y con un partido de "futbolito" que estuvo reñido. Ya estando en Chinatown aprovechamos y compramos algo de despensa. En una de esas Omar fué a escoger unas peras y me dejó cuidando una bolsa. Una señora que estaba por ahí me preguntó que cuántos meses llevaba y pos le conteste que nueve (para fines prácticos se dice que son nueve meses de gestación, pero la verdad son cuarenta semanas lo cual no da nueve meses) tons asombrada me dice "entonces ya pronto" y le dijo, "pos nomás estoy esperando, puede ser hoy" y que me dice con cara de "usted ya ni la chinga" "ay señora y usted por acá de compras". Jijiji me reí y ella sonrió, justo en eso llegó omar y el marido de ella también y ya cada una siguió su rumbo. Ya ayude a cargar a Omar algunas cosas pues estoy embarazada no manca y sentía feo dejarle cargar todo a él. Ese día comimos comida china. El domingo ya me puse en huelga y dije: yo no camino mas, si no sale, no sale, yo ya me cansé de qeu me traigan de aquí para allá, pos que se cree éste. Tons a Omar no le quedo mas que apechugar y ya. Esos días también recibimos muchas llamadas y correos preguntando si ya había nacido este pimientiux y con pena les decíamos: aun no, aun no, nada de dolor, nada de nada, estamos bien pero no, aún no nace y así. Ya me sentía un poco apenada de no parir a tiempo, tons que me pongo a implorarle al pimiento: órale, ya sal, no seas malo, mira que ya te queremos ver, te va a gustar, te vamos a caer bien al menos un rato, y así pero no funcionó.
En medio de nuestra desesperación - jejeje- Omar me agitaba la panza y yo medio brincaba a ver si así este niño de tanto zangoloteo empezaba a dejarse ir por abajo pero nada, nada. Bailé un rato por la sala como botarga del dr simi y solo conseguí cansarme . El lunes preparé carnita de res con salsa verde medio picosita con sus papitas y nomás me llené, me dieron agruras por tanto condimento -le puse ajo, pimienta, comino, clavo- pero no salió el niño, al otro día desayunamos esa salcita pero ahora acompañada con chicharrón y no, nada. Comí zanahorias con chile y limón y tampoco, me comí hace rato unas hamburguesas del mcdonals y no. No funciona, no logro sobornar al cuerpo. Lo bueno es que éste bebo se sigue moviendo alegremente por mi panza y eso me pone tranquila, parece que está bien, sólo es cuestión de esperar un poco más.
Como diría Kalimán : serenidad y paciencia mi querido Solín.


miércoles, marzo 19, 2008

San Paddy y éste que no sale.

El sábado fuimos con unos cuates a un pub a festejar el día de San Patricio. Ese es el santo patrono de Irlanda y pues en estos lugares norteños se lo toman dos tres en serio haciendo un desfile por una de las calles principales de la cuidad y haciendo fiestas en pubs, sean estilo irlandes o no. Se retacan de gente que sólo por este día toma cantidades inmensas de Guiness y de cerveza pintada de verde la cual te dan en jarras (ya después cada uno se sirve en sus vasos) ponen música tradicional irlandesa, algunos en vivo otros en grabaciones, combinada con la música de fondo de siempre y pues todo mundo hace relajo. Algunos se disfrazan o se ponen cosas ad-doc para el día tales como gorros tipo leprecons, collares de papel de treboles verdes, playeras que dicen feliz dia de San Paddy (diminutivo de Patricio, parece), chicas con calcamonias verdes en la cara y un largo etcétera. Como se antoja salir a la calle portando todas esas madres que la verdad se ven recagadas y rebonitas pero chale, si me duele el codo gastar en tanta porquería y sólo usarla una vez... ahí pa luego. Nosotros nos la pasamos en el "James Joyce" (ots), donde un par de chavos irlandeses (eso dijo Omar después de oirles su fuerte acento irlandes) tocaron el violín y la guitarra y cantaron canciones tradicionales irlandesas (of course). Algunas personas se paraban a bailar enfrente del pequeño escenario pues la música esta es pegajosilla y otros bailaban en sus mesas, digo, no sobre ellas, sino al lado. Nadie bailaba de manera profesional, sino que se movian como dios les daba a entender. En los lugares más acá sí iba a haber bailes tradicionales bailados por profesionales o cuasiprofesionales. Este tipo de baile se llama ceili y parece qeu se pronuncia queili. Natalia, una ucraniana compañera de Omar del depto. de matemáticas practica esos bailes y hasta ha ido a concursos donde bailan eso. En Canadá parece no ser extraño encontrar escuelas de baile donde enseñen a bailar ceili.
Bueno, regresemos a nosotros. Mis acompañantes pidieron cerveza verde y yo sólo un juguito de arándanos, digo, mi estado no me permite tomar bebidas embriagantes, ya luego me desquitaré. El ambiente estuvo padre unas cuantas horas pero después de eso, ya estábamos medio roncos de tanto hablar a gritos pues entre el volúmen alto de la música y el ruidajo de él lugar no había de otra y optamos por ir a otro lugar a seguirla, digo, aún teníamos pila y pues estabamos en la zona donde no es difícil encontrar otro antrillo o pub. Queríamos algo más tranquilo y menos ruidoso. Rápido lo encontramos, creo que como a cuadra y media de el J. Joyce. Ahí Omar y acompañantes se tomaron unas guiness -pa seguir en el festejo irlandés- y yo un jugo de toronja.
Estuvimos en este último pub hasta que nos corrieron, como a las 3:30 a.m. Chale, nunca de los nuncas nos habíamos quedado hasta tan tarde en un lugar -acá en Toronchis- pero de veras, como el ambiente estaba enfiestado, como que nadie se daba cuenta de lo tarde que era. Salimos del lugar y afuera estaba la calle aún llena de grupillos de jovenes principalmente, uno que otro borracho y bolitas de chicas, unos cantando y cotorreando, otros medio peleandose -con botellas de cerveza rotas y sangre y toda la cosa pero aún así tranquilos- y otros tantos buscando taxi pues estaba medio fria la madrugada. Este día la gente esta dispuestísima a ponerse hasta las manitas y pues así hicieron. Desde temprano veía uno lugares donde había fila para entrar, nosotros de puro churro no tuvimos que esperar mucho para entrar al J. Joyce, pues llegamos algo temprano - y aún así ya estaba lleno-. Nuestra bolita nos fuimos caminando y platicando pues estabamos cerca de donde vivimos (unos 30 minutos). Tal vez fué mi última salida antes de terminar mi semana 40 de embarazo. Ya no aguanto mucho, ya mero debo de reventar.
Algo chusco: me enteré de que en una mujer de el edificio donde vivimos "dio a luz" a una niña el lunes, el mero día de San Patricio y ¿adivinen cual es uno de sus nombres? jejeje, de la que se salvo el pimientín.


miércoles, marzo 12, 2008

Fotos, fotos...

Pa los que gusten, puse unas cuantas fotitos de la casa del pimiento, tienen comentarios.
Pa verlas apriétenle aquí.

Ya mero, ya mero.

¡Qué nervios! ya falta poco para que salga "el pimiento" de su cascarón, o sea: mi panza. ¿Cuándo? humm, pues en menos de 20 días contando desde hoy.

Foto del orgulloso progenitor de "el pimiento".
¿A poco no está guapo? Ojalá y este bebo se parezca muchísimo a él.

jueves, marzo 06, 2008

ciega como topo.

Hoy me pasó algo bien raro: perdí mis lentes en casa. Para una persona como yo, o sea, toda una ceguetas eso es horrible. Pa acabarla de amolar estaba sola en casa y como estoy ya bien barrigona no podía agacharme a "ver" si estaban bajo los sillones y cosas así. También no me atrevía a mover algunos muebles para ver si estaban tirados atrás o debajo de ellos pués auque gorda, también soy debilucha y me cuesta moverlos. Tuve que llamarle a Omar por teléfono para que regresara a casa y me ayudara a encontrarlos.
Ahí estaba yo buscando a tientas mis lentes por donde podía (hasta dentro del refri pues uno nunca sabe) pues cuando digo que estoy ceguetas, en serio que no exagero: tengo como cinco y media dioptrías en cada ojo (tal vez tantito más en el izquierdo) y aparte un chorral de astigmatismo. Jejeje. Si algo le vamos a heredar a este pobre pimiento es la ceguera, Omar está igual de miope que yo aunque eso sí, el casi no tiene astigmatismo. Pobre chamaco, la que le espera.

Removimos un montón de cosas y los encontramos en donde menos esperamos encontrarlos, bajo el colchón... ¿Cómo llegaron ahí? sepa. Yo solo estaba feliz de volver a ver. De veras que me dió cosa estar sin mis tan útiles lentes. Los quiero mucho.